- ¿Cómo funciona?

Existen en algunas partes del organismo zonas donde se halla representado en su totalidad el cuerpo entero, éstas son: las manos, los pies, los ojos, el cráneo, la frente, la nariz, lengua, la mucosa de los cornetes nasales, una zona triangular en el cuello y también en la oreja; a estos lugares se les llama somatotopías, lo que quiere significar que son la imagen completa del organismo en ese sitio.

Es realmente un verdadero holograma, si partimos del concepto de que "en una parte está el todo y el todo está en una parte".

Hoy en día, el público tiene conocimiento de las inmensas posibilidades terapéuticas de la oreja, hay millares de evidencias de curaciones, desde patologías sencillas a otras importantes que llevaban muchos años de evolución y que se daban como incurables por técnicas ortodoxas. Por la oreja podemos realizar diagnósticos presuntivos que luego confirmaremos con la clínica con los signos y síntomas que presenta nuestro paciente y con la historia del mismo.

Diversas sintomatologías pueden deberse solamente a una sola causa, y la tarea es, justamente, tratar de individualizar a la misma por medio de algún hallazgo auricular de importancia.

En la auriculopuntura, los puntos relacionados con algún proceso de enfermedad tienen una resistencia eléctrica de la piel menor que la piel que los rodea, es decir: la corriente generada por el equipo detector de puntos pasa con mayor facilidad, pues hay una mejor conducción de dicha energía. Esto permite que cuando estamos realizando un auriculodiagnóstico, se escuche un sonido que nos está indicando que nos hallamos en un punto patológico, es decir que si el sensor suena, es porque la parte del cuerpo que corresponde a ese punto tiene una inflamación o presenta algún tipo de alteración.

Los puntos en la oreja tienen un diámetro de 0,1 a 0,3 milímetros, de tal manera que el pabellón puede dar cabida a cientos de puntos.

Hoy se puede afirmar que la auriculoterapia es una "nueva" arma para actuar sobre numerosas afecciones, se puede emplear en casos de cefaleas, migrañas, aftas, herpes labial, trastornos mamarios, problemas digestivos o renales, gases, constipación, gastritis, indigestión, cólicos, úlcera gastroduodenal, diarreas, hemorroides, problemas menstruales, insomnio, asma, sinusitis, angustia, ansiedad, depresión, estrés, trastornos de la alimentación, bulimia, anorexia, obesidad, adicciones, alcoholismo, tabaquismo, esquinces, dolor de huesos y articulaciones, artritis y reuma, entre las más comunes.